México vive entre un par de tinieblas: la crisis económica que aún sentimos en nuestros hogares que no vemos para cuando acabe y una inseguridad producto de la guerra contra el crimen organizado en la cual de plano no vemos una.
México necesita luz y al parecer así lo entendió el Gobierno Federal al aprobar el proyecto del Arq. César Pérez Becerril como el monumento emblema del Bicentenario de la Independencia. Sublime en verdad lo planteado por Pérez Becerril quien él mismo describe su proyecto como “la búsqueda del infinito, de lo absoluto”, la estela de luz apunta al cielo, al que “la humanidad voltea los ojos cuando quiere inspiración, ideas, fuerza”. Eso es exactamente lo que necesitamos en México: INSPIRACIÓN, IDEAS, FUERZA.
Pero aún no vemos la luz al final del camino (y miren que un año y medio para terminar el sexenio ya es el final del camino para esta administración federal). La estela de luz sería presentada al mundo en septiembre de 2010, hoy julio de 2011 apenas lleva un 53.08%, y eso no es todo. La construcción del proyecto se ha visto envuelta en una serie de controversias no poco significantes, el costo inicial del proyecto era de 393 millones de pesos, al día del hoy el costo será de 1,036 millones de pesos, casi TRES VECES MÁS de lo presupuestado.
Solo para hacer una comparación (válida o no, nos da una apreciación general de las capacidades de un gobierno): el 16 de septiembre de 1910 se inaugura el Ángel de la Independencia (ícono del Centenario, y la estela de luz apá?), además ese mismo mes se inauguran otros monumentos emblemáticos hasta hoy (a Cuauhtémoc, Hemicilo a Juárez, la Universidad Nacional Autónoma de México, el nuevo lago de Chapultepec, la remodelación del Paseo de la Reforma y podríamos seguirle…).
En contraste, a la estela de luz la ha envuelto un aura de corrupción e irregularidades, resulta que el Coordinador General de la construcción de la estela de luz era funcionario de Gutsa, y es Gutsa precisamente el ganador de la licitación para su construcción, sin duda el misticismo y el “sospechosismo” invaden la luz de la tan ansiada estela.
Lo que pasa es muy sencillo, la estela de la luz se ha convertido no en el representante del Bicentenario, sino en el representante de las administraciones federales panistas, me explico a continuación. Manuel Gómez Morín, mexicano ejemplar fundó el Partido Acción Nacional con un propósito democratizador, tenía una brillante idea (igual que el Arq. Pérez Becerril con la estela de luz); las administraciones panistas prometieron un cambio (al igual que prometieron una estela de luz), pero lo único que los mexicanos hemos vivido es una decepción por la corrupción con la que aún se trabaja en el Gobierno Federal (igualito que nuestra decepción por las irregularidades en el proyecto del bicentenario), no vemos para cuando llegarán los empleos que nos debe el Presidente Calderón (como no vemos para cuando estará el símbolo del Bicentenario).
En resumidas cuentas: el PAN nace de la idea brillante de un buen mexicano pero las administraciones panistas nos han prometido cambio (eso del cambio sí lo cumplieron) y empleo cuando solo hemos visto inseguridad, desempleo y que hay mucho “bla, bla, bla”, resultados pobres y otros más inconclusos; la estela de luz la concibe un arquitecto mexicano pero su construcción se ve envuelta en irregularidades serias y en contratos multimillonarios. El éxito de las administraciones panistas y la estela de luz son lo mismo: nos han convencido de que era algo importante para nuestro país, han demorado en llegar, nos han costado más de lo planeado, las dos deben tener como fecha límite el último día de noviembre de 2012 (espero fervientemente para entonces ya ver terminados la estela y la actual administración federal).
La luz de México (con o sin estela) debemos de ser cada mexicano que vive y respira. Las ideas, la fuerza y la inspiración están en nosotros. Los mexicanos somos los que eliminaremos el par de tinieblas que nos oscurece con nuestro actuar diario. No esperemos que un gobierno federal, estatal o municipal iluminen el futuro. Tomemos la antorcha de la libertad y el progreso para que México sea luz, el punto de partida de nuestros anhelos y el punto de llegada de nuestros esfuerzos.
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